Las ballenas
azules son los animales más grandes que han existido. Pero, ¿y los dreadnoughtus y
esos otros enormes dinosaurios de 60 toneladas?
¿O los batanmweights junto
al Balaenoptera musculus de hoy día que pesa 100 toneladas?
"Realmente
vivimos en una era de gigantes", dijo Nicholas D. Pyenson, un experto en
paleobiología de los mamíferos marinos del Museo de Historia Natural Nacional
Smithsonian.
Las ballenas azules, dijo, pueden crecer tan largo como tres
buses urbanos estacionados uno al lado del otro. Incluso podrían crecer
más si no fuera por los marineros que han matado a la mayoría de las que medían
110 pies de largo y 250 mil libras hace unos 100 años.
Sin
embargo, evolutivamente hablando, las ballenas son monstruos marinos
actuales. Después de que los dinosaurios más grandes murieron, unos 35
millones de años atrás, los mamíferos terrestres aumentaron en
tamaño, permitiendo la existencia de rinocerontes del tamaño de los
elefantes, perezosos y armadillos. Los ancestros de las ballenas gigantes
de hoy en día, sin embargo, se mantuvieron curiosamente pequeños.
"Es
solo desde el comienzo de las llamadas edades de hielo que las ballenas no
solo han evolucionado para ser gigantescas, sino a un tamaño titánico",
dijo Erich M.G. Fitzgerald, un paleontólogo del Museo Victoria de Australia.
"La mayoría de las ballenas de antes eran pequeñas compañeras comparadas
con sus descendientes modernas".
Para Peynson
y otros peleontólogos, lo que exactamente impulsó la era de los gigantes
acuáticos sigue siendo un misterio.
Basándose en
la extensa colección de fósiles de cráneos de ballenas en el Smithsonian,
Pyenson y sus colegas rastrearon la evolución del tamaño de las ballenas baleen.
Las
ballenas baleen carecen de dientes, en cambio usaban unas cerdas como
bigotes que colgaban de su boca para recoger camarones, pescado y otras
criaturas diminutas. Por el tamaño del cráneo, los científicos pueden estimar
el largo del cuerpo de unas 60 especies de ballenas modernas y extintas.
El
paleobiólogo Jorge Vélez Juarbe, un curador de mamíferos del Museo de Historia
Natural del condado de Los Ángeles que no participó del estudio,
aseguró que algunos expertos coincidieron en que las ballenas
aumentaron de tamaño para evitar ser comidas. Incluso los depredadores más
grandes del océano, hace varios millones de años atrás, lucharían para comerse
algo de más de 30 pies de largo (más pequeño que una ballena jorobada de hoy
día). Pero las ballenas baleen no superaron a esos
carnívoros hasta millones de años después, cuando aparecieran en el registro
fósil las ballenas esperma.
En el nuevo
estudio, Pyenson y sus coautores notaron que hace unos tres millones de
años los ecosistemas costeros cambiaron, alrededor de la misma época en que las
ballenas baleen crecieron enormemente.
Esto no
significó necesariamente que en el océano hubiera más camarones u otro
tipo de comida de ballena, pero probablemente los alimentos estaban
agrupados de forma más densa, como en bolsillos de alimentos, por lo que
para animales que se alimentan mientras están suspendidos en el agua como las
ballenas baleen "mientras más obtienes, más eficiente
eres", dijo Pyenson. "Esto maximiza el rendimiento de la cantidad de
presas".
"Un
gran tamaño les permite tomar un bocado gigante", dijo Vélez Juarbe.
"También les facilita migrar entre las áreas en donde se concentra la
comida". Gracias a que dicho incremento en la productividad
marina cambia según las temporadas, los gigantes tuvieron que nadar
grandes distancias para encontrar nuevas áreas de vasta comida. La
locomoción, por regla general, es más fácil mientras más grande eres.
Fitzgerald,
quien no fue uno de los autores del estudio, calificó el nuevo análisis
como "bastante convincente", por la información fósil y los cálculos
sofisticados que utilizaron para eliminar otras explicaciones alternativas. Los
científicos dijeron que fueron capaces de descartar que las ballenas crecieron
por casualidad, por ejemplo.
Si la
hipótesis de los bolsillos de alimentos es correcta, esta sugiere que los
ecosistemas del océano son "mucho más productivos de lo que han sido
jamás", dijo Pyenson. Las implicaciones son impresionantes y serias.
Esto
significa que los seres humanos son capaces de presenciar las criaturas más
grandes de la historia. Pero también significa que las ballenas azules
viven al borde de un cuchillo ecológico, a merced de los océanos, cada vez más
calientes y contaminados pero que deben seguir siendo inusualmente ricos en
alimento.
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