
Durante millones de años, los tiburones se han ganado una reputación de depredadores efectivos e impactantes. Los primeros humanos en encontrar a estos animales deben haber sentido asombro, miedo y fascinación, actitudes que se mantienen hasta la
fecha. Históricamente, hemos cazado tiburones, los hemos expuesto como trofeos y los hemos comido; recientemente tuvimos la posibilidad de saber lo vulnerables que son a nuestra presencia. A través de la conciencia cada vez mayor de que los tiburones en realidad necesitan nuestra protección, ha surgido un movimiento de conservación global.
Mientras que muchos populares productos de los medios de comunicación, como la sensacionalista "Semana de los tiburones" (Shark Week) de Discovery Channel, alimentaban nuestro miedo regularmente, y nos convencían de que los ataques de tiburones son cada vez más frecuentes y siempre están en alza, los tiburones también son uno de los grupos más populares de animales salvajes del planeta.

Algunos estudiantes gustosamente sacrifican varios años de sus vidas, además de una inversión monetaria considerable, simplemente para poder estudiarlos. Si juega sus cartas correctamente, incluso puede convertirse en una celebridad de tiburones y aparecer en algunos de los muchos y populares documentales sobre estas cautivadores criaturas. En 2014, tiburones ficticios fueron lanzados desde tornados, por segunda vez. Si alguien ve a un tiburón desde una embarcación, el noticiario nocturno inmediatamente transmitirá el suceso. La cantidad de tiburones que existe en la actualidad es la más alta que se ha registrado jamás, ¿pero acaso la recién descubierta omnipresencia del tiburón en la cultura popular ha enturbiado la verdad sobre la condición del animal?
No obstante, el problema es mucho más complejo. Muchas especies de tiburones son vulnerables a incluso bajos niveles de presión pesquera. Por ejemplo, una especie de tiburón azotador tiene sólo dos crías por año, y tardan casi 13 años en alcanzar la madurez. No es difícil imaginar por qué esta especie estaría en un riesgo especial.
De modo similar, el mercado de aletas de tiburón es responsable de la muerte de decenas de millones de tiburones cada año. Algunas especies han disminuido más de un 90 por ciento en los últimos años y probablemente deberán pasar décadas bajo un manejo informado antes de que comiencen a mostrar signos de recuperación en la población.

En la actualidad, las personas pueden hacer un seguimiento de los movimientos diarios de los tiburones marcados en tiempo real desde sus smartphones. Una variedad de corporaciones, incluso las empresas de lentes de sol, están realizando donaciones para apoyar la conservación de los tiburones.
Los investigadores continúan haciendo increíbles descubrimientos en lugares como las profundidades del mar, donde en promedio cada unas pocas semanas se describe una nueva especie de tiburón. Aún no sabemos casi nada sobre estas especies o el estado de sus poblaciones, y su existencia sigue siendo eclipsada por las grandes y atractivas especies más importantes.

En las historias de encuentros negativos entre tiburones y humanos, los humanos tienden a ser los perdedores, por lo que resulta fácil ver por qué podemos percibir un aumento aparente en los encuentros con tiburones como evidencia del aumento en la abundancia de los animales, pero no existen datos científicos que puedan probar esta correlación. Esta discrepancia entre la percepción y la realidad demuestra que la conservación de tiburones es un problema tanto social como ecológico.

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